Mediterranea: Menorca es uno de los paraísos del Mediterráneo occidental, una perla bañada por un mar apacible y protegida por un clima amable. Una banda cromática infinita permite ver como se confunden el azul de su cielo con el turquesa de sus aguas, el verde oscuro de sus bosques, el marrón de sus rocas y el blanco de sus playas.
Con 216 kilómetros de costa, Menorca cuenta con más de 70 playas, de fina arena blanca en el sur y de rojizos tonos en las más agrestes calas del norte. Su variedad geológica la convierte en un paraje de indudable belleza en el que contrastan salvajes acantilados con suaves arenales. Además, los puertos nos muestran una tradición marinera que sigue como medio de vida para muchos y como diversión navegante para otros. Menorca vive de cara al mar y sus faros repartidos por su geografía nos lo recuerdan.
Reserva de la Biosfera: La UNESCO declaró Menorca como reserva de biosfera el 8 de octubre de 1993, atendiendo al alto grado de compatibilidad conseguido entre el desarrollo de las actividades económicas, el consumo de recursos y la conservación de un patrimonio y de un paisaje que ha mantenido, y sigue manteniendo hoy, una calidad excepcional. Menorca es un territorio , con un paisaje rural tradicional muy rico. Aloja una notable diversidad de hábitats mediterráneos, en los que viven especies de animales y plantas exclusivos en la isla, algunas de ellas en peligro de extinción.
Menorca CulturaL: Menorca por su posicionamiento estratégico ha sido codiciada por muchas y diversas culturas del Mediterráneo, árabes, romanos ingleses y franceses son solo un ejemplo de la pluralidad de culturas que se han enamorado de la Isla, este elenco está representado en el Menorca Cultural , con rutas tan variadas como la talayótica, la británica , la gastronómica y un largo etc..
Slow: Menorca tiene un tempo especial, propio. Menorca vive a otro ritmo. Un ritmo lento, tranquilo, que se acopla al entorno, que se adapta a su paisaje. Menorca es un destino Slow desde siempre, antes incluso de que se acuñara esta expresión. Es toda una declaración, una filosofía propia, un estilo de vida. El carácter isleño se ha forjado con este ritmo, con un way of life propio que ahora ofrece al visitante.
Declarada Reserva de Biosfera en 1.993, la isla puede considerarse un remanso de paz, un lugar en el que descubrirse a uno mismo, en el que escuchar el silencio. Y es que esta tierra y sus pobladores han aceptado el tiempo así como es, en lugar de querer someterlo. Se han adaptado a él y ahora recogen sus frutos: la Menorca Slow.